— BILBAO 2025 —
Sobre la necesidad de ser reconocido.
¿Cómo de importante es la aceptación de los demás en tu fotografía? ¿Mucho? ¿Nada? El reconocimiento de los demás juega un papel decisivo en todos los ámbitos de la vida y la fotografía, por supuesto, es uno de ellos.
Estoy remodelando la web. Bueno… En realidad creo que es un ente que lleva mutando y creciendo conmigo desde que empecé. Siempre me ha parecido muy importante tener una casa exactamente como yo quiero tenerla. Tener un hogar en el que ser tú sin cortapisas de otros. Eso te da la oportunidad de crear algo por ti mismo, de estudiarte, de preguntarte qué quieres o cómo puedes mejorar.
Y es que cada vez que te planteas un cambio, revisas qué tienes en tu porfolio, te das cuenta de que ya no eres el mismo que el que sacó aquella foto hace 5 años. Ni de lejos… Y por suerte. No me voy a tirar ahora el pisto con que estoy en el mejor momento de mi vida porque, al menos físicamente, eso está muy muy lejos. Sin embargo, hace ya un tiempo que siento una calma interna con mi fotografía que me es muy agradable.
Cuando no estás tan atado a lo que digan, puedes crear sin miedo lo que te apetezca.
referentes
Cuando empiezas en algo, siempre tienes referentes. Ves cosas que te gustan y dices «joder, qué bueno es este o el otro. Vaya nivel… Ojalá un día poder hacer algo parecido». Es algo idealizado. Los ves como superhéroes, como algo inalcanzable. Te sorprendes comparándote con ellos, estudiando, intentando entender cómo narices hacen tan fácil algo que para ti es un trabajo hercúleo. Llega a ser incluso malsano a veces, porque puedes terminar realmente frustrado. «Joder… Este tío viene aquí dos días y se lleva 3 fotos que no he sacado yo estando aquí en 3 años. Qué malo soy…»
Tengo la inmensa suerte de no haber sido excelente casi ninguna vez en la vida y, las veces que lo he sido, no me ha gustado estar ahí arriba. Tener esa perspectiva de la vida me ha protegido mucho de esa parte malsana. Siempre he intentado disfrutar tanto de mi éxito como con el de mis compañeros. De hecho, si tuviera que elegir algo con lo que quedarme de mí mismo, creo que sería eso. Mi aita me inculcó desde pequeño que la envidia no te lleva a ningún lado y, por suerte, fui capaz de entenderlo.
Sin embargo, cuando empiezas siempre estás pendiente de la validación de la gente que te rodea. Aunque solo sea por percibir que el camino que llevas es correcto. Y, como todo ser humano, dudas y te comes la cabeza y hay días que piensas que no eres suficientemente bueno. Desde hace unos años, tengo la inmensa suerte de ver que esos días cada vez son menos. Aún se escapa alguno de ciento en viento cuando las cosas se tuercen, pero cuando superas ciertas barreras, empiezas a convertirte en juez y parte de tu trabajo… And I think it´s beautiful.
Aprovechando el único ratito de reflejo limpio en los canales.
los viajes
He empezado el año con dos viajes a capitales europeas bien diferentes en cuanto a concepto: El de Ámsterdam es una celebración con mi mujer con un total de 0 pretensiones fotográficas. El de París, en cambio, fue una especie de reto por ver si podía salirme del tiesto y hacer cosas diferentes con soltura. Y tengo que reconocer que ambos han sido un chute de autoestima ENORME.
Ámsterdam, con unas condiciones chulísimas, me dio la oportunidad de demostrarme que puedo hacer buenas cosas sin tener que estar 100% centrado en la fotografía, dándome espacio para disfrutar. Me dio la sensación de que he llegado a un punto en el que no me cuesta ver cosas o que, al menos, me requiere mucho menos esfuerzo que antes. Y eso es una ventaja enorme, porque puedo crear más. De hecho, jamás pensé que podría crear una guía y un fotolibro en tan poquito tiempo.
Sí, esto también es Ámsterdam
parís: un reto
París, sin embargo, fue otra cosa completamente distinta: El primer día disfruté muchísimo bajo la lluvia, aprovechando un poco esa positividad de Ámsterdam, pero caer enfermo tan pronto, me hizo pensar que quizá no podría conseguir el mínimo que me había propuesto como reto. Y es que el David de hace no tantos años se habría puesto a refunfuñar y maldecir su suerte. Probablemente, habría conseguido 3 o 4 buenas fotos, pero, desde luego, no hubiera conseguido demostrarse que puede hacerlo mejor de lo que él mismo piensa muchas veces. Antes quizá me hubiera podido esa necesidad de demostrar y me hubiera forzado a salir constantemente, aunque me estuviera arrastrando. Me pasé dos días de 9 de la mañana a 5 de la tarde durmiendo en el hotel con fiebre y, aunque no fue agradable estar enfermo, no tenía esa ansia.
Sin esa estúpida urgencia, me dio tiempo a elegir bien mis tiempos, confiando en que podría conseguir buenas cosas en el tiempo que estuviera ahí fuera. Me dio tiempo a pensar, a medir, a planificar…. y a divertirme. Porque no tenía la necesidad de que nadie me dijera que mi trabajo valía la pena. Porque ha llegado un punto en el que yo mismo puedo valorarlo con cierta objetividad y porque me he dado cuenta de que el camino bueno, el de verdad, es este. Y sin embargo…
Y, sin embargo, cuando quizá menos lo buscas, es cuando te llega el reconocimiento de los demás. Me encanta compartir mis fotos en privado con mis colegas. Es algo que siempre me ha reportado muchas enseñanzas, a veces en forma de buenos palos. Y, sin embargo, esta vez solo he recibido sonrisas e, incluso, hasta cierta sorpresa al ver sobre todo la cantidad de material. Y mola. Coño que si mola… Comer con alguno de esos que cuando empezabas eran tus referentes y que, entre risas, se escape algún «qué cabrón», es una punzada en el ego que todos llevamos dentro, claro, pero no es lo importante.
Lo importante es tener la suficiente seguridad en ti mismo para poder afrontar casi cualquier cosa que te pongan delante, sabiéndote capaz de hacerlo. Lo importante es que, por lo que sea, vas a ver a uno de los mejores fotógrafos de paisaje del país, a uno de los mejores fotógrafos de viaje, de prensa o de retrato y ya no son héroes. Son amigos.
Chúpate esa, ego.
¿Soy yo el único que tene esta sensación o alguno más lo ha experimentado?
¿Me lo cuentas en comentarios, por favor?
— BILBAO 2025–