— BILBAO 2024 —

La peor pregunta en las peores circunstancias.

Hace unas semanas os escribía que ¿Qué cámara has usado? era la pregunta que más odio, pero lo vivido en Oporto hace unos días, me pareció el culmen de esta disciplina.


Fijaos si sois importantes para mí, que me acuerdo mucho de vosotros hasta en vacaciones. Como supongo que ya habréis leído, (porque el post mola que no veas, aunque esté mal que yo lo diga) estuve unos días disfrutando de Oporto  sin pretensiones fotográficas. Solo bacalao y pasteis de nata como planificación seria. Sin embargo, siempre me gusta llevar algo a mano por si surje alguna cosa especial y por eso tengo, además de mi pesado y carísimo equipo de trabajo, una pequeña xt20 de 2017 con un 18-55mm con hasta más años que ese cuerpo. 

Es un pack super pequeñito que puedo llevar colgado o en un bolso pequeñito sin que me moleste en los pateos de estos viajes (Hicimos 65kms en 3 días y medio). Desde luego, no es un equipo de última generación, ni el más luminoso, ni el más nítido… Pero es que a mí me vale para las pretensiones que tengo en estos viajes.

 

Para este viaje incluso prescindí del pequeño trípode así que creo que el minimalismo del equipo era dificilmente superable. El caso es que, como escribo en  el post de Oporto, me levanté un día prontito y me encontré unas condiciones de niebla brutales. Estuve corriendo de un lado al otro del puente Luis I, disfrutando como un enano por las condiciones… Y porque estaba completamente solo. No os voy a mentir: Me encanta sacar fotos con amigos, pero estar solo en un lugar así con esas condiciones es un plusazo porque estás 100% centrado en ti. 

 


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¿DÓNDE ESTÁN LOS FOTÓGRAFOS?

Era domingo y el sábado me había hartado de ver a gente con camarones y tripodazos (un día tengo que hablar de esto) sudando la gota gorda en las cuestas de Oporto. Entendería que habría pocos… Pero es que no había absolutamente nadie. Ni locales, ni foráneos. «Más para mí», pensé sonriente.

Estaba terminando ya. Seguía habiendo mucha niebla, pero la hora azul ya había pasado y, para lo que yo tenía en mente, empezaba a no ser tan ideal. Además, quería ir a desayunar por ahí con mi mujer y no quería perder ni un minuto de eso. First things, first. Cruzo el puente una última vez y, al final, me encuentro (¡por fin!) a alguien con una cámara flipando con que hubiese tanta niebla. Quizá por mi sonrisa de oreja a oreja, me saluda y me pregunta qué tal. Es un tipo de unos 25 añitos. Un guiri rubiales bien guapo… y de pasta. Ya sabéis. Hay cosas que se notan. El caso es que le digo que muy bien, que las condiciones son la leche y que, si yo fuera él, me iría a la otra ribera a sacar reflejos de los barquitos.

 

Como me mira extrañado, busco en la galería de la cámara algún ejemplo para enseñarle lo que ya tenía… Y solo paso dos fotos hacia atrás y un «FUCK!» me sobresalta. Coñe… No sé si llevaba mucho tiempo solo en completo silencio o que el tipo gritó más de lo que quería, pero un respingo ya di, no os creáis. Le miro en plan «¿Pero qué te ha dado, darling?» y ni me devuelve la mirada… Sigue mirando con los ojos muy abiertos la pantalla de la cámara. Pasan unos segundos hasta que se da cuenta de que no estoy pasando fotos, me mira y me dice un muy honesto y un poco avergonzado «nice job, man». Más tranquilo porque se confirmaba que no le había dado ningún tabardillo al pobre hombre, sigo pasando fotos pensando «joder… si te gustan las últimas, las que están con mejor luz te van a dejar loco, amigo». 

Efectivamente, cuando llego a las del puente iluminado y los barcos con reflejito, sus manos van directamente a mi cámara. Ya no quiere ver más fotos… Quiere ver el modelo. Y llega la pregunta, claro. ¿QUÉ CÁMARA ES ESA?. Entorno los ojos (soy tirandito a transparente, que diría Melendi) y, cuando me doy cuenta, intento disimularlo. A veces se me olvida, pero lo que para mí es un equipo muy modesto, para otra persona puede ser una locura gastarse 500€ en una cámara y un objetivo. Le explico que es una Fuji pequeñita con el objetivo de kiESO ES UNA PUTA SONY A9III??? Ahora sí. Entorno los ojos sin disimulo ninguno. Ni se dio cuenta, estaba apuntando el modelo en su móvil.

Acho… ¿Me estás mirando una Fuji xt20 como si acabaras de descubrir América cuando llevas un equipo que saldría unos 8 o 9.000€ con el objetivo colgado del cuello? Pues nada. Efectivamente. Se apuntó el modelo en su móvil. Me despedí intentando ocultar la carcajada al imaginármelo buscando en Amazon para comprobar que ese camarón hace ya muchos años que no se comercializa y que su equipo es «un pelín» más caro.

¿HUBIERA SACADO MEJORES FOTOS CON Su SONY A9III?

Pues no. Así de claro. Creo que, si acaso, hubiera sacado menos, porque cuando vas cargado con tanta pasta al cuello, no corres y saltas tan despreocupadamente de un lado al otro como lo hice yo aquella mañana. Amén de que, al ser más pesada, hubiera sido seguro algo más incómoda. Tendría mejores archivos RAWs, eso sí. Más grandes y con menos ruido, pero… ¿A quién le importa?. Nadie se me ha quejado de la calidad de las fotos. Las mejoras en equipo se notan (y mucho) en otro tipo de foto. En estas condiciones, no.

No me voy a cansar de repetiroslo. Releed el post de Oporto. No salen las fotos confiando en que mi equipo va a hacer un gran trabajo. Salen las fotos sabiendo que el que está detrás del equipo le va a sacar chispas para conseguir buenas fotos. Y eso se aprende practicando y leyendo ebooks como los que os dejo aquí debajo. No preguntando qué equipo lllevo. 😉

 


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